cap.61

Allí estaba un día más. Sentada en aquel banco sola, viendo como los niños jugaban y como Ali reía con sus nuevos amigos. Mi madre la vigilaba desde bien cerca para que no se comiese la arena. No sabía el por qué de que todos los bebes tienden a comerse la arena, pero cuando se trata de comida en si, no la quieren. 

Reí un poco al ver como Alishon reía con fuerza. Era feliz y eso era lo único que me importaba. La verdad, se parece mucho a Harry... Su pelo es castaño con algún que otro rizo en las puntas. Sus ojos grandes eran verdes amarronados y sus labios rosados. Sino fuera por sus ojos, diría que es una versión de su padre, pero en femenino. 

Suspiré al recordar aquel día... Ese día en el que me dieron el alta. Ya habían pasado varios meses. Alishon ya tenía ocho meses y aún no a visto a su padre en todo este tiempo. 

Desapareció de nuestras vidas... ya casi ni recuerdo sus caricias y sus susurros. Anne y Gemma, de vez en cuando vienen a ver a Alishon, pero Harry, no quiere saber nada de nosotras. Anne a intentado hablar con Harry sobre esto, pero siempre le ignora o directamente se iba. Gemma siempre le denomina como "el cabezón que va en sillas de ruedas". Gemma me dijo que ya no iba ni a rehabilitación y que pasaba de los chicos. "Se siente como una carga" decía. 

Por lo que se, es que no sale de su casa. ¿Miedo? tal vez lo tenga o tal vez de verdad cambió y ya no es aquel Harry que volvía locas a las chicas con su personalidad alocada. Y del cual yo me enamoré.

Aún sigo teniendo su libreta. Cada noche se la leo un poco a Ali, se que no me entiende aún del todo. Pero cuando sea más grande tendrá una ligera idea de como es su padre... o mejor dicho, como fue su padre antes del accidente. 

La verdad, los primeros meses se me hizo duro. No es fácil ver como tu futuro marido y el padre de tu hija te abandona sin ningún motivo. Ahora me sigue doliendo de que Harry se pierda como su hija va creciendo día a día, en como poco a poco aprende cosas nuevas. Pero bueno... él se las pierde por ser un cabezón. 

Anne intenta convencerme de que vaya y hable con el que tal vez le pase algo que yo no sepa, pero que ella no me puede contar. Yo le niego siempre. Si él no me quiere ver ni saber nada de mi. Así sera. 

Levanté mi vista y miré el cielo. El sol se dejaba ver entre algunas nubes. El viento movió mi pelo mientras cerraba mis ojos y respiraba hondo para tranquilizarme. 

-"Hija, ¿Nos vamos?"-

Preguntó mi madre distrayéndome. La miré y asentí. Me acerqué al carro de Ali y saqué una toallita húmeda. Ali se había manchado las manos de arena. Bueno, en realidad estaba entera llena de arena. Pero las manos se las lleva más a menudo a la boca. Se las cogí con cuidado de no hacerle daño y se las limpié mientras ella hacia pedorretas con la boca.

-"¡Omida!"- Exclamó la pequeña. 

Ya sabía decir algunas palabras, y esto me hacía pensar aún más en Harry, porque se está perdiendo la infancia de su propia hija. 

-"Ahora vamos a casa y comemos."- Tiré la toallita, a la basura, mientras mi madre se aseguraba de que estaba bien atada. 

Alguna que otra fan me reconocía por la calle, pero muy pocas van en son de paz. Muchas me acusaban de a ver cambiado a su ídolo, y de ser la causante del accidente. No era la culpable de que Harry cambiase... Pero, del accidente... tal vez lo fuera. 

Suspiré y empecé a andar llevando el carrito. Ali intentaba cantar algo, pero no se le entendía con claridad. Envidio su inocencia. Al menos una de las dos estaba feliz. 

Una vez en casa, cambié de ropa a Ali y me dirigí con ella en brazos a la cocina. 

-"¿Quiéres fruta, peque?"- La miré sonriendo. 

-"Ci."- Respondió con un dedo en su labio. 

Abrí la despensa y saqué una cesta que contenía manzanas rojas, bananas y algunas peras. Ali, inmediatamente, señaló a los plátanos.

-"Se nota que eres hija del Styles."- Reí, pero esa risa se esfumó al recordad a Harry una vez más.

La noche llegó, Alishon ya esta dormida. La canguro ya estaba allí. Por las noches trabajaba, era la única forma de salir hacia adelante. Pero no me gustaba mi trabajo. Cogí mis cosas y salí hacia el club.

Hoy no había tanta gente. Solo esperaba que no hubiera ninguna pelea de borrachos. Me puse el uniforme, que para mi gusto no era nada adecuado para una madre como yo. Era un vestuario algo provocativo. Mi madre creé que por las noches estudio en la universidad. Pero al ser una madre soltera y sin dinero... inmediatamente me rechazaron.

Me senté en uno de los taburetes que hay al lado de la barra y me apoyé en esta. El club estaba vacía y se notaba la tensión que había en el ambiente. Era la única de las chicas que trabajaban en este antro de mala muerte que no se relacionaba con ninguna.

Un hombre grande, con algo de sobre peso, entró en el local acompañado por varios muchachos que aparentaban tener mi edad. El hombre, sonriente, se acercó a la barra parándose al lado mía. Pidió un combinado. Mientras le servían me miró de arriba a bajo con una sonrisa de pervertido

Le miré con cara de asco, pero mi jefa, que estaba detrás de la barra, me miró regañándome, y le tuve que sonreír a aquel tipo. Le enseñé una de mis mejores sonrisas falsas. No era bailarina como las otras chicas. Solo era camarera de este antro asqueroso. El único sitio que me pagaban decentemente. 

La noche transcurrió lentamente, alguna que otra pelea de borrachos por tal de conseguir a la chica perfecta para que le baile en privado. Mi jefa me mandó hacer publicidad afuera. No me dejó coger el abrigo. La maldecí en mi mente mientras salí al exterior. 

-"Venga ___, solo unos horas más y para casa."- Me dije a mi misma. 

Ande hacia la otra parte de la calle y fui colocando en los coches panfletos del club. Todo iba bien hasta que un maldito viento hizo que las hojas saliesen volando. 

-"Bueno, diré que las coloqué todas."- 

Victoriosa, volví al club. Muchos chicos fumaban afuera y siempre que pasaba cerca de ellos me daban con la mano en el cachete o en el pecho. Estaba harta de todo esto, pero era la única forma de ganarme la vida. 

La puerta se abrió cuando fui a entrar, alcé mi mirada y le vi. No podía creerlo...  Me eché hacia atrás totalmente alterada y sin saber como reaccionar. 

-"¿____?"- 

Preguntó con su voz masculina y adorable en un tono de sorpresa.

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Hasta aquí el capítulo de hoy ¿Muchos giros en la historia? y esto nada más es el principio *Cara de perver*  

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